Saber estar y Señorío

Hace unos días, se produjo un hecho en la Hermandad de Estudiante, que generalmente suele ser traumático en el seno de otras corporaciones. Hace unos días, el cabildo de oficiales decidió destituir del cargo al que hasta esas fechas era el capataz de su paso, y con ello, a todo su equipo.

Este acontecimiento, debido a la relevancia que tiene tanto la Hermandad como el ya ex-capataz, tenía tintes de haberse convertido en un continuo ir y venir de falsas acusaciones, no tanto por los “implicados” sino, como suele ser habitual, por la gente que suele inmiscuirse sin tener conocimiento de la historia real.

Pero este caso, ha sido bien diferente, por el saber estar que han mostrado ambas partes, y la clase y educación que ha mostrado Ángel Cadena, al acatar la decisión de la que es su Junta de Gobierno. Aunque sea lógico que puedan existir algunos comentarios previos, porque en este mundo cofrade y costaleril, siempre existen filtraciones. La Junta de Gobierno ha actuado como debe hacerse, de manera clara y rotunda, unida y con las cosas claras, no sirve para nada que algún miembro salga por ahí diciendo una cosa y otro diga la opuesta. Se ha tratado el tema con rotundidad y evaluando pros y contras y una vez tomada la decisión firme, se ha comunicado a la persona involucrada.

Si la manera de actuar de la Junta ha sido correcta, creo que también cabe destacar como ha actuado el capataz destituido. Ángel Cadena, es un capataz, que con sus años frente a los martillos, se ha ganado un respeto y una admiración basada y forjada en las relaciones que ha mantenido siempre o casi siempre con sus cuadrillas y con las Juntas de Gobierno de las Hermandades en las que ha salido. No ha sido problemático nunca, y así lo ha demostrado en su salida de la Hermandad de Estudiantes, como en su día hizo en la Hermandad de la Cañita. Es complicado asimilar un hecho como este, pero si se hace desde el punto de vista de acatar lo que tu Junta de Gobierno piensa que es mejor para tu Hermandad, se tiene mucho ganado.

Quizás deberíamos todos aprender de este hecho. No todo se acaba al cambiar a un capataz, o forma de trabajar en un paso. No todo se acaba porque se haya hecho una túnica de un color u otra, o se lleve una banda mejor o peor. Hay que trabajar en el un mismo sentido, no quiero decir con esto que haya que comulgar con ruedas de molinos, pero si que puede ser que si todos pusiésemos de nuestra parte, y pensáramos más colectivamente que individualmente, nuestras Hermandades irían mejor. Pero claro, ya no seríamos humanos.

Antonio Romero González

El guardabrisas